domingo, 5 de abril de 2009

La noche no llega






Versos nocturnos


Por qué te escribo de noche,
desde cuándo soy tan oscuro
y cómo solo estoy no lo se.

Estos son mis versos nocturnos,
no son malos ni atroces,
son solo voces de mi interior.

Nacerán en un manto de luna,
a falta de cuna, tu alma
los albergaría como hijos.

Por desgracia hijos míos,
nacerán y morirán perdidos,
encerrados en papel y cristal.

Serán lágrimas de su creador,
una mancha menos en el corazón
de un demonio enjaulado en mí.

Explicaciones sin sentido son,
después de ser, por tanto, dolores
sean libres de volar, sin rumbo.





El día que esperas

Mira al cielo y dime que ves,
pregúntale al viento la razón
de porque se ríe con desazón,
así podrás entender esta vez.

A tus pies se rinde el cielo,
rojo y solitario como te gusta,
con los ojos que a todo asusta,
conviertes las nubes en hielo.

Sin inspiración dejaste al mar,
ya ni siquiera olas le quedan,
tal vez con tu cabellos puedan,
aprender otra vez como volar.

Ya vendrá el día que esperas,
nadando entre aguas serenas,
con una par de flechas ajenas,
dirá que ya es hora que mueras.





Lejos

Otras veces estuve aquí,
esto me recuerda a ti,
tapizada con ojos grises
no entiendo que me dices.

No viviré esta locura
el tiempo a nadie cura,
de vez en cuando vienes
a buscar lo que tienes.

Quitarte tu brillo dorado,
lo que muchos han deseado,
entre sombras despiadadas
las esperanzas olvidadas.

Ha llegado tu momento,
adivina lo que siento,
lejos de aquí van a morir,
las penas que voy a decir.





Palpitar

Se escucha el palpitar,
de los demonios que
has matado últimamente.

Destrozados en el día
aquel que llegó rojo
como la sangre de ellos.

Tu almohada es la tumba
donde no descansan en paz,
aquellos locos desgraciados.

Y todo da igual para ti
con nada que te de miedo
te resignas a tu sueño.

Resoplando en penumbras,
se escucha el débil palpitar
de mi corazón endemoniado.





Una historia

Una noche que nacía,
en el paraíso de Dios,
era un ángel que venía,
mientras decía adiós.
El caído, aquí perdido,
llegó sin alguna misión,
sin rumbo ni cometido,
hasta aquella ocasión.

El ángel vio asombrado,
en aquella alma desgraciada
que el mal había tomado
y lanzaba su carcajada.
Con la cara luminosa,
le ofreció su calido aliento,
donde hasta ahora reposa,
aquel refrescante viento.

Entonces dos serafines,
bajando del firmamento,
cantaron así:- querubines,
les ha llegado el momento-.
Sin pena ni gloria, felices,
tan brillantes, en un alma
olvidaron los grises matices
y desde ese momento la calma.





Orgullo

Debes de estar feliz,
ya nada queda en ti
los días ya no son mis
amigos, lo quisiste así.

Frenética por tanto
dirás algo después
de tu último canto,
para que sea el juez.

Respirando entre rosas
llena la vida en exceso
no voy a dejar tus cosas
hoy me niego a hacer eso.

Orgullo de mujer
es aquel que tenías
recuerdo, verte tejer
hermosos mediodías.





Nada va a estar bien

Mi sudor cayendo
verde por el veneno
que en mi cultivaste
y recién ahora veo.

Desde el primer día
entre girasoles rojos,
estaba condenado
a este, tu cruel final.

Con tu mirada dulce
me gritabas tan fuerte
que nada va a estar bien,
pero no pude escucharte.

Cuantas noches fueron
tantas flores en tu alma
las estrellas blancas y azules
eran todo una mentira.





De la verdad

Saber decir lo que siento,
siempre me ha costado
contar lo que me pasa
no es mi especialidad.

Tal vez has sabido
de muchas mentiras mías,
de palabras sin retorno
y de amargas despedidas.

Hablándote en mis versos,
escondiéndome entre letras,
¡mentirosas si las hay!
que cobarde es la persona.

Jamás sabrás mi verdad,
yo tal vez te mienta de ella,
porque hay tantas verdades,
escondidas entre papeles.

Escucha esta es mi versión,
te pido que no me creas,
porque a veces la verdad
es verdaderamente dolorosa.





El mundo ya no importa

Estamos aquí los dos
sentados en el amanecer,
el sol brillando en tu cama,
peina tu cabello de luz.

Mirando a las estrellas
que se están por esconder
detrás de tu espalda recta
escucho un canto celestial.

La brisa del horizonte,
te elude porque bien sabe
que tu calido aliento
lo opacará sin perdón.

La tierra sonríe azul
esta feliz, al igual que yo,
porque te siente cercana
como si fueras una estrella.

Con el fuego de tus ojos,
la brisa de tu interior,
y el mar que es tu boca
el mundo ya no importa.





La noche ya llega

Por perderme en el mar,
al intentar mi pena calmar,
en el tiempo me he perdido;
ya no me queda ni un sentido.

Será la noche que ya llega
la que en mis mares navega,
entre mareas que solo existen
donde mis sueños se desvisten.

Las estrellas que resplandecen,
mientras mi jardines envejecen,
son los mensajeros de aquel
que solo quiere que piense en el.

La luna es un diamante,
que de ahora en adelante,
seguirá iluminando el camino,
desde donde esa voz vino.





Es para ti

Flores en cámara lenta,
canciones en blanco y negro
y dulces sueños melancólicos.

Alcohol para las penas,
en las leñas está el calor
para el amor dentro de ti.

Sabores de viento y sol,
el canto de un ruiseñor
y aromas de otras vidas.

Un arco iris desteñido,
envolviendo mi corazón,
eso y mucho más, es para ti.





En tu cielo

En tu cielo sin luna,
brillan tantas estrellas,
tú eres única entre ellas,
tú brillas como ninguna.

Las nubes dibujan flores,
con el horizonte de fondo
los sueños que llegan hondo
veo que vuelan entre colores.

Entre aves anidando,
llena de luz y belleza,
el placer de tu grandeza
muy alegre va cantando.

Finalmente el sol llega,
ilumina nuestras vidas,
no importa lo que pidas,
mi corazón no se niega.





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